PERFECTA SOY Y NO ME COMPADEZCAN

Es curioso hoy en día nombrar a la perfección como ingrediente necesario en la vida del ser humano y es que en este mundo, que muchos nombran sin saber el por qué “un mundo globalizado” es necesario perfeccionarnos en todo, sin ir muy lejos, las mujeres somos las protagonistas en esta ocasión, siempre queremos ser las más bellas del mundo, ¿Vanidad o perfeccionismo? En la escuela o en la universidad buscamos ser las mejores y sobresalir de alguna u otra manera, y es que el perfeccionismo esconde una terrible necesidad de autoestima puesto que al querer sentirnos perfectos queremos resaltar en nuestro entorno y que por supuesto se nos lo reconozca, ejemplo claro y estereotipado es el de nuestras madres quienes nos tienen a muchos artos con la tonta obsesión de la casa limpia y perfecta. No puede haber ningún alfiler fuera del sitio establecido por la jefa de nuestro hogar porque si no, somos personas muertas. ¿Por qué tanto afán de ordenar el cuarto? y es que la perfección ya forma parte de nuestras vidas y no podemos hacer nada para evitarlo. Adler considera esto como un fuerza motivacional de la persona en la formación de su personalidad. Nuestras madres, nosotras las mujeres al sentir que estamos aproximándonos al mundo de la perfección nos impulsan a seguir adelante y a conseguir nuestros objetivos. Esto, ¿se irá convirtiendo en un impulso positivo que nos ayude a desarrollarnos o simplemente se estará convirtiendo en una obsesión terrible en donde lo perfecto va capturando nuestra atención y es inevitable que desaparezca?